sábado, 13 de octubre de 2012

Indigenas aislados de Brasil

La Amazonia brasileña es hogar de más pueblos indígenas no contactados que ningún otro lugar del mundo. Según la Fundación Nacional del Indio podrían existir hasta 70 grupos de indígenas aislados en la selva.
Su decisión de no mantener contacto con otros pueblos indígenas o con foráneos se debe, prácticamente con certeza, a los desastrosos encuentros previos y a la invasión y destrucción continua de la selva, su hogar.

Por ejemplo, los grupos no contactados que viven en el estado de Acre son probablemente los supervivientes de la fiebre del caucho, que supuso la esclavización de muchos indígenas.
Es probable que los que sobrevivieron huyeran remontando los cursos de los ríos. Los recuerdos de las atrocidades cometidas contra sus ancestros aún pueden estar muy vivos.


Se sabe muy poco de estos pueblos. Lo que sí sabemos es que desean permanecer sin contactar: han disparado sus flechas tanto a los foráneos como a los aviones o, simplemente, han evitado el contacto adentrándose aún más en la selva.
Algunos, como los awas, son cazadores-recolectores nómadas que siempre están desplazándose por la selva, pueden construir una casa en unas horas y abandonarla unos días después.
Indígenas aislados muestran una actitud defensiva. Foto aérea, Brasil, 2008.
Indígenas aislados muestran una actitud defensiva. Foto aérea, Brasil, 2008.
Otros pueblos más asentados viven en casas comunales y plantan mandioca y otros cultivos en claros de la selva, además de cazar y pescar.
En Acre podrían vivir hasta 600 indígenas en cuatro grupos diferentes. Aquí viven en relativa tranquilidad en varios territorios que han sido demarcados y que, en su mayor parte, han permanecido intactos.
Quizás unos 300 indígenas no contactados vivan en Massacó (Rondonia).
Usan arcos y flechas enormes —se ha encontrado un arco que medía más de 4 metros— muy similares en tamaño y en diseño a los del pueblo indígena sirionó, de la vecina Bolivia.
Está claro que les gusta comer tortuga: se han encontrado montones de caparazones en campamentos abandonados.
Sin embargo, otros grupos no contactados están tambaleándose al borde de la extinción con tan solo un puñado de individuos.
Estos grupos tan pequeños y fragmentados viven sobre todo en los estados de Rondonia, Mato Grosso y Marañón y son los supervivientes de brutales robos de tierra, cuando eran el blanco de madereros, terratenientes y otros por los que fueron asesinados.




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